Las Banquinas de la Soja
Las miles de hectáreas ubicadas a los costados de las rutas nacionales, provinciales y caminos rurales han sido tomadas por asalto por los concesionarios, municipios y comunas, quienes la ven como una fuente de ingresos sembrando soja. Resultan auspiciosas las medidas tomadas por el gobierno provincial estableciendo nuevas condiciones para la concesión del corredor vial Autopista Santa Fe-Rosario.
El avance de las fronteras agropecuarias en nuestra provincia se realizó a costa de eliminar montes nativos, invadir áreas dedicadas a otras producciones -como la ganadería, el tambo o la horticultura- y también aprovechando las miles de hectáreas de "supuestas" tierras baldías ubicadas a los costados de las vías de comunicación.
En la década pasada, ya se hablaba de las vías férreas como corredores biológicos; el mazazo aplicado en esa época nefasta al desguazar de ese medio de transporte, implicó sacrificar esas hectáreas a usos incompatibles con la diversidad biológica. Con la aprobación de los transgénicos en 1996, se sumó la aparición del modelo industrial de cultivos para exportación como la soja, inmolando en el altar de la "productividad" las últimas tierras: las banquinas, aprovechando lo fácil que es cosechar y que el camión salga directamente para el silo o el puerto desde la ruta.
Si bien no se ha estudiado científicamente, se percibe que la vida a los costados de las rutas ha disminuído o desaparecido directamente: no más perdices, zorros, comadrejas, lechuzas ni pastizales: todo se transformó en un mar verde, verde-soja. Y las banquinas que tuvieron la suerte de mantenerse indemnes, hasta sirvieron de corral provisorio para el ganado inundado, echando por tierra el concepto de "tierras inservibles" . La verdadera riqueza constituída por la diversidad de especies se simplificó, disminuyó y, por ende, nos empobrecimos todos los santafesinos. Así aparecieron cada vez más y más plagas, para lo cual hay que utilizar más y más venenos.
¿Cuál ha sido el impacto de la sojización de las banquinas?. Probablemente nunca se sepa. Aún así, deberían comenzar a formar fila para quejarse las personas en tránsito por las rutas que han sido fumigadas por los aviones en vuelo rasante y deberían esconderse, avergonzados, aquellos que argumentan razones económicas cuando en realidad han usado tierras que pertenecen a todos pero que fueron lucradas por unos pocos. Además, sería conveniente para las arcas públicas realizar una auditoría en los balances del anterior concesionario para saber cuánto se ahorró al no tener que cortar el pasto y cómo dividía las ganancias de lo que se cosechaba.
Hoy, el gobierno provincial ha eliminado la siembra de soja -y otros cultivares de peso económico- a los costados de la autopista. Consideramos auspiciosa esa medida y la apoyamos sólo si se trata del paso inicial para que todas las vías de comunicación de Santa Fe se puedan transformar en verdaderos corredores biológicos, para lo cual no basta sólo con declararlo o limitar un cultivo en una sola ruta, sino también realizar una serie de medidas complementarias que evite la formación de islas biológicas: extender dicha limitación a las rutas provinciales y caminos rurales, conservar y ampliar los escasos montes nativos, establecer un sistema de áreas protegidas que funcione en el territorio, prohibir las fumigaciones aéreas, repoblar con especies donde sea necesario y limitar la caza irrestricta. De lo contrario, todo quedará en las buenas intenciones para una flora y una fauna que nuestros hijos sólo podrán ver en los museos.
Santa Fe, 28 de julio del 2010.-
Carlos A. Manessi.
Luis D. Carreras.
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